sentido metafórico para apestarlo del hedor a cloro o de suculenta secreción, para chuparse los dedos ante una pseudo fantasía extremadamente fetichista; pero más atractivo aún, anhelar estar frente al receptor acompañado con una futura víctima, observando placenteramente del aperitivo antes del gran acto casero o tal vez hotelero.
Más allá, en otra historia, maldecimos las cableras televisivas, que se lucran ante los desesperados deseos de comer visualmente carne con papa; sean solos o en parejas para aprender o practicar agiles posiciones de actores catires y musculosos o de afrodescendientes con intimidades que amedrentan a los hombres terrestres normales, humillándolos y frustrándolos porque tal vez su medida está muy lejos para pararse frente y orgullosamente como gran macho alfa ante su dama; pero en la contraparte, emocionan a las féminas con deseos que viajan más allá de la atmosfera.
Y por último los curiosos infantes que disfrutan como pedir la cola para el cielo, deseando perder la virginidad antes de los 18, colapsando las páginas web de contenidos para adultos sin olvidar borrar el historial de navegación para evitar el sermón de sus queridos y amados padres.
C.G.
Ciudad de La Hoz
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