“Caras vemos, corazones no sabemos”, este dicho popular nos sirve
para empezar a caracterizar a las Fuerzas Armadas Nacionales de la época
del golpe a Rómulo Gallegos. Las FAN presentaron dos caras entorno al
gobierno de Gallegos; la primera mostraba su malestar ante el caos
reinante en el país por las acciones “violentas” de las fuerzas
extremistas de izquierda que apoyaban a Gallegos y controlaban las bases
de AD[1],
la segunda estaba vinculada con la visión que poseía la oficialidad de
las FAN que era la de recuperar el protagonismo político perdido tras la
muerte del general Juan Vicente Gómez en 1935, otro factor muy a tener
en cuenta fue la creciente influencia del Pentágono y el Departamento de
Estado en la formación de los jóvenes oficiales de las FAN que fueron
empleados como garantes de los intereses estadounidenses en la región[2]
Los líderes golpistas más destacados de las FAN fueron: Carlos Delgado Chalbaud con una larga tradición familiar en las Fuerzas Armadas Nacionales y la lucha contra el gomecismo, Mario Vargas, Llovera Páez y Marcos Pérez Jiménez destacado oficial que desde las sombras desempeñaría un papel fundamental dentro del ala radical de las FAN.
La oligarquía del dinero[3]. La hostilidad que sentían los miembros de FEDECÁMARAS o el empresariado en general entorno al gobierno de gallegos no solo era temor al comunismo y el radicalismo obrero. También hubo una clara confrontación de clases que estalló en 1947, el empresariado nacional vio lesionado sus intereses económicos cuando el gobierno de Rómulo Gallegos emprendió la reforma laboral que otorgaba importantes reivindicaciones a la clase obrera venezolana, la cuestión de la tenencia de la tierra y la actitud hostil de los terratenientes y productores del agro nacional entre otras medidas que eran vistas como un atentado en contra de la iniciativa privada promovida por sectores comunistas aliados del gobierno.
“…La decisión que toman los sectores políticamente avanzados (de izquierda) de AD en la Asamblea Nacional Constituyente, con el apoyo de los comunistas de incluir y otorgarle rango constitucional a los derechos económicos y sociales de los trabajadores…En respuesta, la Cámara de “industriales” de Caracas, a nombre de todo el empresariado nativo, le dirige una comunicación a la Asamblea Nacional Constituyente en la que expone su radical oposición a tales propósitos…”[4]
Acción Democrática para ese entonces habían dos corrientes los conservadores y los radicales, Betancourt y sus acólitos formaban el ala conservadora. Betancourt desde 1945, creo importantes vínculos con FEDECÁMARAS la luna de miel con dicho sector fue expresada con elogios en la prensa nacional y reconocimientos a nivel nacional e internacional,
“La vinculación política de FEDECÁMARAS con el gobierno del trienio, en particular con el gobierno de Betancourt, estuvo determinada, fundamentalmente, por el interés compartido de conservar, sin modificaciones sustanciales, el orden oligárquico tradicional existente; el cual se había visto confirmado y reforzado en pleno siglo XX por la emergencia del petróleo en nuestra realidad y, expresamente, por el fenómeno del rentismo y el parasitismo económicos derivados de tal emergencia”[5]
El sector betancurista sabía del golpe o lo intuían y no movieron un dedo para impedirlo porque sus intereses estaban del lado de la oligarquía o por que el ala radical de AD les resultaba incomoda y querían de alguna forma deshacerse de ella, sin embargo Betancourt no contaba con que la ruptura del pacto AD-FEDECÁMARAS-FAN excluyó de forma tajante la participación política de Acción Democrática y las fuerzas de izquierda en general incluyendo al mismo Betancourt.
Por ahora no tenemos bien claro quienes conformaban la corriente radical de izquierda dentro de AD, apenas podemos mencionar algunos personajes tales como: Valmore Rodríguez y Domingo Alberto Rangel, pero en función de las acciones pro-obreristas del gobierno de Gallegos podemos afirmar que se mantenían en la corriente obrero-popular de los partidos de izquierda nacidos desde 1935.
Los Estados Unidos y el golpe a Rómulo Gallegos
La participación de los Estados Unidos en el derrocamiento a Rómulo Gallegos se entiende si lo analizamos con una visión de conjunto de los acontecimientos a nivel mundial; fin de la segunda guerra mundial, lucha en contra del comunismo- guerra fría, la política de seguridad hemisférica y el control de los recursos naturales (petróleo), en este sentido abordaremos la participación de los Estados Unidos en el golpe de 1948.
Margarita López Maya, reconstruyó los pormenores de la relación de los Estados Unidos y el gobierno de Rómulo Gallegos desde la perspectiva de los diplomáticos y los militares estadounidenses agregados en Caracas, en este sentido la actitud de los Estados Unidos ante el gobierno de Rómulo Gallegos fue de permanente observación, cautela y no injerencia en los asuntos internos del país.
“…Eran otros tiempos: el puesto de Braden en el departamento de Estado era ocupado por Paul Daniels, un funcionario partidario de la política de la buena vencidad en su acepción de mínima intervención o interferencia, mostrándose por lo tanto, proclive a un perfil bajo de los representantes del gobierno estadounidense en América Latina; como embajador en Caracas estaba Walter Donnelly, quien carecía de conocimientos demasiados profundos o contactos decisivos en la esfera de la vida política venezolana. Donnelly tenía las mejores condiciones para no inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela.”[6]
No obstante, Venezuela por ser un país petrolero despertó un creciente interés por parte del Departamento de Defensa y el Departamento de Estado de los Estados Unidos. En este sentido, los funcionarios de la embajada yanqui y los agregados militares mantuvieron contacto permanente con algunos miembros de las FAN y el gobierno de gallegos gracias a estos contactos la Embajada estadounidense en Caracas sabía sobre los roces que existieron entre los altos mandos militares y los civiles de AD y de las intenciones de derrocar a Gallegos. Al parecer la embajada estadounidense y los golpistas compartían el mismo temor ante la creciente actividad de los comunistas en sectores claves como la industria petrolera nacional.
En este sentido Margarita López Maya recoge lo siguiente:
“Es de notar que la embajada desde fecha tan temprana como enero de 1946 había venido detectando tenciones en el seno de la junta Revolucionaria entre civiles y militares. Uno de sus informantes más constantes sobre el tema fue el ministro de la Defensa, teniente coronel Delgado Chalbaud. En noviembre del 46, por ejemplo, después de realizada la escogencia de los miembros de la Asamblea Constituyente, el ministro había confesado al Dr. Carrigan la “depresión” experimentada por las Fuerzas Armadas, debido a la avasallante victoria de AD en esos comicios…”[7]
El Coronel Adams fue una pieza clave en el golpe a Gallegos su vinculación con los oficiales involucrados en el golpe no paso desapercibida por el presidente Gallegos que le denuncia en la Habana en rueda de prensa y lo acuso de asesorar a los golpistas, el temor a un golpe de estado de extrema derecha, a una insurrección popular de corte marxista y al sabotaje de la industria petrolera por parte de los siniestros estalinistas-marxistas-comunistas y afines motivaron la intervención de la embajada estadounidense en el golpe de 1948, no de forma abierta fue más sutil en las sombras; pero dejaron pistas que fueron descubiertas demasiado tarde por los afectado.
La caracterización del llamado trienio adeco 1945-1948, esta plagado de mucha información historiográfica de personajes que vivieron dicha etapa histórica; o de los investigadores que abordaron este período, pero abordar el tema implica profundizar en la cuestión petrolera y económica de Venezuela a comienzos del siglo XX, la ley de hidrocarburos de Medina 1943, además de la ley de impuesto sobre la renta fue el primer detonante de la crisis institucional que vivió el país por más de una década que incluso se extiende hasta nuestros días, el fin de la segunda guerra mundial 1945, abre las puertas para que los factores anti-medinistas a saber; AD, FEDECÁMARAS, las trasnacionales petroleras le cobraran a Medina su actitud nacionalista y popular ante dichos grupos de poder.
Con un golpe de Estado irrumpe en la escena nacional de mediados del siglo XX el partido Acción Democrática por la fuerza impondrá un estilo de hacer política en Venezuela que perdura entre sus herederos políticos.
El trienio adeco fue un gobierno obrero sin los obreros, popular sin el pueblo, persiguió e intento aplastar por la vía constitucional y en ocasiones violenta a sus adversarios políticos y los representantes del régimen gomecista (juicio a López Contreras), guerra sucia en contra del PCV, el extremo sectarismo de AD sumado a la acciones de algunos miembros radicales del partido blanco movilizó la hostilidad de los sectores reaccionarios del país: la iglesia católica, partidos conservadores representados por Rafael Caldera y la oligarquía.
Lucha de clases, malos entendidos, guerra contra el comunismo podrían ser las causas que determinaron el fin del gobierno de Rómulo Gallegos todo depende del punto de vista o intereses que le queramos dar, lo cierto es que desde 1945, hasta hoy día en Venezuela nacieron dos grandes partidos políticos que han definido para bien o para mal el destino de nuestra patria. Las Fuerzas Armadas y los Empresarios es decir FEDECÁMARAS y por encima los Estados Unidos, cada vez que coinciden estas tres fuerzas en el país han gobernado por largo tiempo; Gomecismo 1908-1935, Betancourt- Pacto de Punto Fijo 1959-1998.
Por: Darwin Medina
Para saber más…
- Battaglini, Oscar. El betancourismo 1945-1948: rentismo petrolero, populismo y el golpe de Estado. Caracas: Monte Ávila Editores, 2008.
- Federico Brito Figueroa. Historia Económica y Social de Venezuela. Caracas: UCV Ediciones de la Biblioteca, 2009, t II.
- López Orihuela, Alcides. Venezuela Democrática: Política, Educación y Petróleo. Caracas: Espande, S.R.L. Editores, 1985.
- López Maya, Margarita. EE.UU. en Venezuela: 1945-1948. (Revelaciones de los archivos estadounidenses). Caracas: UCV-CDCH, 1996.
[2] Ibídem, p.296
[3] En relación a este tema léase Federico Brito Figueroa, Historia Económica y Social de Venezuela, Universidad Central de Venezuela Ediciones de la Biblioteca, 2009, p. 641.
[4]Oscar Battaglini, Ob.cit., p. 313-314.
[5] Oscar Battaglini, Ob.cit., p. 311
[6] Margarita López Maya, EE.UU. en Venezuela: 1945-1948. (Revelaciones de los archivos estadounidenses), 1996, p. 274
[7] Ibídem, p.277.
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