sábado, 18 de junio de 2016

Cuatro poemas de Darwin Medina

¿A dónde van los poetas muertos?
                                                                 
Cualquiera diría que a la famosa sociedad
que a un cielo rodeado de botellas rotas y lleno de borrachos sobrios
Pero en realidad no se van a ninguna parte
se quedan rompiendo las calles
pateando la vía láctea
escupiendo al puto sistema
ahorcando a mil burócratas
se quedan descomponiendo lo derecho
enderezando lo torcido en fin se quedan
aquí en la pupila del mundo.

Poema VII


Te veo distante, ausente de toda fricción mortal con la vida
casi hecha de mármol
te contemplo deseando que algún día un temblor te derribe y pueda juntar tus
pedazos y tenerte cerca entre pecho y espalda.


Poema XXI

Al ver a una mujer parda
Le dije sin inmutarme:
Puedo beber cada lágrima
Que cae sobre tu vientre,
Ver caer tu parpado pardo
Amarrado entre tus piernas,
Mientras la noche te dibuja sobre
Una brújula con rumbo
A ninguna parte.

Querer

Yo te quiero, pero no para tomar el café, ir al cine, visitar a tus padres, ir a bailar, te quiero para agotar el oxígeno, para destrozar la cama, para conspirar, para derribar monumentos, para congelarnos en pleno invierno, te quiero para nada y al final de cuentas para todo, pero no me creas soy tan confiable como un te quiero.

DarwinMedina / Ciudad de La Hoz





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