Ausente
Te siento como un pueblo escondido
hinchado de moda
de estar ciego
de estar imbécil
imbécil pero de buena marca
al ritmo de la mantequilla de maní
porque hoy también y sin duda mañana
somos una indolencia que camina
como carne a precio de bisutería
con disfraces de monóxido, papel moneda
Vives mudo
como exiliado en la ciudad desierta
-en la ciudad cierta-
en las ciudades que son tantas
no te das cuenta que limitas con la cercanía y la
altura
donde ya no hay sitio para las historias de
ombligo
afuera llueve otro idioma, ya nadie ama debajo de los puentes,
habitamos en una fotografía.
Vas
por las calles como carne y atuendo
cambiando
la vista por la incertidumbre
y no notas que algunos lugares sirven para vivir
y otros para perder la vida.
Reverón pinta la luz y tú cuentas las horas
eliges
ser extranjero en un lugar que era tuyo
resucitas
al tercer día en la ciudad telaraña como un catálogo de urbanistas
deambulas
de la parada del bus al mercado de chinos.
El tiempo se encarga de revelarte
que habitas en un no lugar
en un sitio de paso
un sitio para no estar.
Pintas elegías en
paredes
lo pueblas de
aleluyas y le pones precio a tu voz
hagamos un minuto de silencio por la marejada hambrienta que sigue
viva
detrás de cada luz encendida
no se esconde tu mundo
sino una historia
un hijo muerto
y un pedazo menos de patria.
(Del libro
inédito: Utorquías)
~ ~ ~
Amanecer
y
extrañarte así
la
perfección del vacío.
Levanto
el día
y
siembro el sol
para
no ver tu ausencia.
(Del poemario inédito:
Escriturar de ti)
~ ~ ~
IV
Para
tu verbo sol,
mi
carne tierra
y
así se hizo el séptimo día
en
la eucaristía del fuego.
III
Hazme
o deshazme,
talla
mi madera o acenízala
pero
no dejes de tomarme como ofrenda
porque
tuyo es mi reino, mi verdad y mi gloria.
II
Érase una vez el tiempo
el hombre la palabra
Érase una vez otro tiempo
la mujer
y la palabra nos hizo en silencio.
I
Érase
una vez cuando tu verbo
era
un camino a la fantasía
hoy
es ruta infalible a la memoria
y
esa certeza es mi cruz.
(Del poemario inédito:
Escriturar de ti)
~ ~ ~
No credo
No
creo en la muerte como pensamiento sino como sentencia
No
creo en las cuatro estaciones porque aquí sólo llueve y escampa
No
creo en lo inusitado de la vida porque la vejez es un pesado equipaje de los
mortales
No
creo en el oficio de escribir como garbo, postín literario ni como mirada trampa
No
creo que el escritor muere sino que su escritura se jubila
No
creo en las historias de magos, caballeros y princesas; creo en las burlonas,
exageradas, extravagantes, impúdicas e ilícitas historias contadas con íntimo
redoble umbilical
No
creo en hacer un hoyo en la tierra, es necesario cavar la memoria como lugar
poblado de voces que recorren camino
No
creo en el pecado heredado ni en la sangre como sentimiento de culpa para lavar
penas, creo en la rebelión que desde la
cama lanza puñaladas contra la liturgia
No
creo en la palabra como remordimiento, como látigo, como consuelo, creo en la
inmortalidad de un poema
No
creo en panfleto como huella de canto lloriqueo de quienes farfullan y siguen
hablando sobre el asfalto
No
creo en la huella hueca que se devuelven en forro de teclas, Hadware, Software,
no creo en la tecla Send
No
creo en la lágrima de largo embalaje que se va como garúa con los mercaderes de
dignidad
No
creo en la burócrata fuente primitiva que nos obliga a existir como metales
indefensos y sónicos mártires
No
creo en la anarquía porque ya es un sistema con un club de fans y sucursal en
las esquinas muertas
No
creo en las modulaciones del tiempo que pasan parsimoniosos como filoxeras
No
creo en aleluyas que salen de pechos oprimidos y que llegan como ánade
presagiosa y desolada
No creo en la voluptuosidad de la poesía que
deja sin aliento y con una evaporación vital dando golpecitos en la espalda con
razones enredadas en los párpados
No
creo en la historia y sus límites anacrónicos
No
creo en la utopía
No
creo en frases escuetas que crecen en la página y enmudecen al amante
No
creo en diástole ni sístole porque mi corazón late a la izquierda
No
creo en los nombres, son una identidad sustantiva que da títulos de vida en
constante exilio
No creo en la sombra
No
creo en el candelario
No
creo en la inexistencia
No
creo en el paraíso
No
creo en los privilegios de alfombras mágicas
No
creo
~ ~ ~
Floriman Bello Forjonell (1983)
Vanguardias En Nuestra América (VENA)
Floriman Bello Forjonell (1983) Barquisimeto, Lara. Colecciona piedras, lee a Borges
aunque no lo entienda. Todos los días lee el capítulo 68 de Rayuela y no cesará
hasta aprendérselo. Es profesora en la Universidad Pedagógica Experimental
Libertador– Instituto Pedagógico Barquisimeto (UPEL – IPB), es Magíster en
Literatura Latinoamericana, promotora de la lectura. Redactora y correctora en
diversas revistas literarias. Coautora de proyectos de investigación. Es
fundadora y miembro del Grupo de Estudios Avanzados Vanguardias En Nuestra
América (VENA). Tiene proyectos de investigación en curso: Proyecto Nacional
Hacia una Teoría de lo Venezolano (ULA-Trujllo), Las Otras Palabras:
Manifiestos de Retaguardia. Autora del Libro: Sin Cuentoy La formación Lectora
a través de Lecto-Juegos de la Editorial Académica Española (EAE). Mantiene
inédito 3 poemarios (Escriturar de ti, El Libro de los hombres y Utorquías), un
libro de cuentos y un trabajo ensayístico (Lezama Lima o el cuento como excusa
para el delirio). Esto es todo lo que no es.
Ciudad de La Hoz
Gracias Floriman....!!!
ResponderEliminarAmiga mía, te extraño. Hoy con nostalgia te recordé y me he bañado en tu palabra poética. Abrazos, María Jiménez.
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